martes, 9 de marzo de 2021

Milagro en mi parroquia

"Conviértanse a mí de todo corazón, con ayuno, con llanto, con luto. Rasguen los corazones y no los vestidos; conviértanse al Señor su Dios; que es compasivo y misericordioso, y se arrepiente de las amenazas. Quizá se arrepienta y vuelva, dejando a su paso bendición, ofrenda, libación para el Señor, su 
Dios” (Joel 2, 12 ss).

Como bien sabemos, nuestra parroquia acaba de ser testigo de un acontecimiento extraordinario. El pasado 6 de Marzo, en la misa de exequias del Sr. Cura Pbro. Heriberto López B., anterior Cura de nuestra Parroquia. Exactamente en el momento de su sepultura en el templo mayor, el Cristo comenzó a derramar lágrimas. El suceso fue dado a conocer por la Sra. Rosa Gudiño (vecina de la parroquia, del barrio San José) quien, de manera fervorosa se encontraba pidiéndole precisamente por su salud y bienestar de su familia (según como ella lo narra a los medios). Grande fue la sorpresa al percatarse de algo distinto en su rostro ¿Está llorando? A lo cual, para estar más segura, fue en busca de una segunda opinión, del Padre Avelino quien le confirmó que efectivamente “estaba llorando”. Posteriormente, los medios ahí ya presentes por la misa especial del fallecido Sr. Cura Heriberto, acudieron a hacer las tomas y dar a conocer este gran y extraordinario acontecimiento.

Hubo llanto y gran asombro entre las personas presentes de quienes se escuchaban decir ¿qué nos quiere decir el Señor? ¿qué irá a pasar? Más, como en todo tiempo sucede, incluso en tiempos de Jesús, también no faltaron los incrédulos que buscaban explicaciones por otros medios. Sin embargo, resalta una opinión de entre todas “verdad o no, lo cierto es que hay cosas que tenemos que cambiar”. Y tiene esta persona toda la boca llena de razón. Quizá nos encontremos ante un milagro, pero esto no es lo más importante porque para los duros de corazón, éste y muchos otros hechos extraordinarios les pasaran de manera indiferente como en la narración de Lázaro y el Rico “Si no escuchan a Moisés ni a los profetas, aunque resucite un muerto, no le harán caso” (Lc 16, 31).

Un milagro, pues, puede ser para la parroquia una gran bendición, pero también una gran advertencia, compromiso, responsabilidad y hasta vergüenza porque hemos necesitado de milagros para creer en que Jesús de verdad existe. “Porque me has visto has creído; dichosos los que crean sin haber visto(Jn 20, 29) ¿Cómo estamos realmente en nuestro corazón?

Mira más sobre el milagro en este enlace: https://www.facebook.com/www.cuatrotelevision.tv/videos/268197531496603

No hay comentarios: