Muchos hemos escuchado alguna vez este refrán "El que nace para maceta no pasa del corredor" y, aunque para muchos es muy obvia, para otros no lo es tanto así.
¿Por qué maceta?
La función de la maceta por su esencia no es el de ir más allá que "adornar", normalmente un pasillo, una ventana, un balcón... En fin, sea cual sea el lugar donde se encuentre, lo que este refrán nos quiere decir es que ésta nunca pasará de ahí.
Se trata de la "gente obstinada", temerosa, tradicionalista, arraigada ciegamente a sus costumbres sin siquiera, muchas de las veces, reflexionar su propia situación o enseñanzas dadas.
Esto también tiene mucho qué ver con el factor "esfuerzo", elemento esencial para "trascender"; lo que nos puede ayudar y, siguiendo con la lógica del dicho: "a pasar del corredor", a cambiar nuestra realidad; a mejorarnos y mejorarla, a no quedarse "plantados" en una cierta realidad...
Y esto solamente lo pueden hacer "los arriesgados" los, valga también decirlo, "ambiciosos" en el sentido de desear "algo mejor" aunque la manera como se haga, por supuesto determina sus consecuencias. Así, hay ambiciones buenas y malas. La mejor ambición, pues, es desear el bien supremo: a Dios que es amor y, a su vez por ello, no buscaremos el mal a los demás.
Es este factor Dios quien nos hace "confiar", nos dicta el camino, hace arriesgarnos y, por supuesto en el ámbito de nuestra fe en Él, que nos lleva a lo que más nos conviene como personas, ni más ni menos, la perfecta y exacta felicidad.
El problema surge, en dos polos extremos: 1) en la mediocridad o conformismo, cuando nos planteamos la idea de que "estamos bien así" por no esforzarnos ni arriesgarnos a ir más allá, porque nos cansa el pensamiento de "caminar" sin antes haberlo intentado siquiera...; y 2) cuando deseamos más de lo debido (avaricia) donde se corre el riesgo de adorar otros dioses y desplazar a Dios (amor) mismo tomando en su lugar el valor meramente "material" y egoísta como en la tentación del génesis "serán como Dios..."(Gen 3,4); o el becerro de oro del Éxodo (Ex 32).
Parece ser que una flor (o varías) del jardín (sin maceta), tiene más posibilidades de cambiar de locación, o, dicho de mejor modo, de "trascender" en tanto aún no tenga ese elemento llamado "maceta" que, hasta cierto punto la limita y condiciona ya que normalmente una flor, una planta, etc., fungen como "ornamentos" (apariencia), que no es mala, pero sí efímera.
Más ¿Por qué esta frase se aplica en mucho a nosotros los hombres?
Se refiere básicamente a esa característica de "no trascendencia" en el hombre, dando, a su vez, un aspecto incluso de estancamiento, de "no progreso". Pero esta característica se aplica más propiamente a "la voluntad" del mismo más que a los medios.
Así, la trascendencia de una persona o comunidad dependerá en mucho (si no es que siempre) de la calidad de sus pensamientos. El carácter de intrascendencia se debe muchas veces al "pesimismo", producto, a su vez, de la "comodidad", del estacionarse en ideas o modos de vivir propios que se consideran "acabados", determinados (¿Para qué esforzarse si ya estamos bien así? evitemos más problemas), etc. dejando de lado la libertad de crear en manos del "destino" como si el hombre no tuviera inteligencia ni capacidad de "hacer las cosas mejores" al ejemplo del creador (Ap 21,5); de caer en cuenta que nosotros somos nuestro propio destino.
He visto personas con oportunidades varias que la vida le presenta para poder seguir caminando y mejorarse; y he visto también a la vez, como éstas la rechazan una y otra vez sólo por el hecho de que les implican un mayor esfuerzo ¿Para qué esforzarse si estoy bien así? -piensan algunos-; otros más pesimistas: "Así me tocó vivir, es el destino"... pero todos ellos reina en el fondo, aunque no lo crean, una comodidad, la comodidad del mínimo esfuerzo. He visto "Pobres" (materialmente hablando) que se niegan a mejorar su comunidad, sus casas de cartón, alcantarillado, etc. porque quieren seguir defendiendo esa condición más que nada por "comodidad", porque "me dan"; para conseguirse mayores beneficios del gobierno u otras estancias como despensas regaladas, alimentando con ello el vicio del "asistencialismo", con el mínimo o, prácticamente nulo esfuerzo.
Más, según sea tu interés en la vida, será tu voluntad y con ello tus frutos ya que, no todo puede proporcionártelo el entorno. Muchos se "conforman" con migajas que reciben de los demás, pero pocos realmente van por el pan bueno, grande, verdadero (no sin gran esfuerzo).
Esa maceta (molde), pues, nos condiciona, nos limita a salir, a ser diferentes, a crear cosas nuevas. Quien se cree sólo planta, ciertamente no pasará del corredor, de la ventana, del balcón, del jardín... de ser un simple "ornamento". Debemos transformarnos en algo más viable, y no porque la planta sea en sí mala o innecesaria ya que, ciertamente hay elementos que por su esencia cumplen su función específica (don) y son felices con ello. Cada cual tiene un talento y un don y, si el tuyo no es ser planta estacionada en maceta, no te quedes ni te aferres a lo que "no eres".
Oportunidades de vuelo vendrán una y otra vez, y una y otra vez el mediocre la rechazará por desánimo, le invitarán a salir del corredor y, en el camino, a unos pasos, siente que desespera; deserta porque no creyó que fuera tan difícil caminar unos pasos y comienza a decir en su interior "no vale la pena, yo no tengo madera para ser alguien distinto, yo nací así; así me hizo Dios, así me quiere y así me quedaré" (tratando de justificarse y calmando su conciencia cuando es el mismo Dios quien le impulsa en el fondo y quiere, al contrario de su pensar, que lo intente, que no se quede en una simple maceta).
Así, pues, pasar del corredor es cuestión de voluntad más que de "medios"; porque medios siempre habrá, algunos más fáciles que otros, pero siempre habrá posibilidad de "algo mejor", de conocer nuevos rumbos además del corredor. Más, si no existe la capacidad de abordar tales situaciones, de arriesgarse siquiera por abordarlos, difícilmente saldrá de tal situación o entorno actuales. Preferimos "vernos bonitos" ahí en el balcón, que nos cuiden, estacionados... que emprender el propio vuelo (si somos pájaros).
No es malo ser maceta y con ello no pasar del corredor, tampoco es obligatorio trascender pues hay quien se siente bien en su ambiente. Pero tampoco es malo "trascender" y ser capaz de buscar otros caminos, ser independientes, libres en cada pensar. En pocas palabras, de lo que se trata a fin de cuentas la vida, es de que identifiques qué es lo que realmente quieres, cómo quieres vivir, si eres consciente de ello y te hace feliz, es eso lo primordial, pero si no eres feliz, quepa la posibilidad de repensar el estado actual que nos aqueja y el considerar ¿Qué podemos hacer o emprender? ¿hacia dónde más podemos ir?
Si eres flor o planta que el entorno (la maceta) no te limite; y si eres feliz como eres, sólo haz bien aquello que sabes muy bien hacer, brilla lo más que puedas ahí donde estés... Y si Dios te ha llamado a ser "diferente", por más difícil que sea (no hay cosa fácil), arriésgate a "realizarte", a ser feliz sea lo que sea que hagas en el ambiente donde estés: maceta, vantana, balcón, jardín o algo más como el viento si eres pájaro...
"El que nace para maceta..." se refiere, pues esencialmente al necio, al que no está determinado que quede ahí plantado por más placentero que éste se encuentre, al que, a pesar de los medios, se rehusa a cambiar o seguir otros patrones, a esforzarse por algo más y, ligado a este dicho, se encuentran el siguiente: "a oídos necios, palabras vanas", pues el que se "planta" en cierto estatus (o condición) difícilmente escuchará y aplicará consejos por más sabios que éstos sean.
1 comentario:
Dios no hizo para ser felices, y debemos ir haciendo cambios en nuestras acciones al ir caminando y al pasar los años, siempre bajo la aprobacion de Dios y haciendo su voluntad y no la nuestra, y si en nuestro camino en alguna ocasion llegamos a ser maceta tengamos la sabiduria para salir de ese entorno donde estemos y florecer con acciones de humildad, paz y amor a nosotros y a las personas que nos rodean.
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