La vida no se nos da hecha y acabada, como un traje. La vida, yo la tengo que vivir, o tiene que ser vivida por mi, es decir, es un problema. El hombre es el ser más inválido de indigente de la creación. Los demás seres no se hacen problemas. Toda su vida está solucionada por medio de los mecanismos instintivos. "un delfín, una serpiente o un cóndor se sienten "en armonía" con la naturaleza toda, mediante un conjunto de energías instintivas, afines a la Vida.
Los animales viven gozosamente sumergidos "en" la naturaleza, como en un hogar, en una profunda "unidad" vital con los demás seres. Se sienten plenamente realizados -aunque no tengan conciencia de ello- y nunca experimentan la insatisfacción. No saben de frustración ni aburrimiento.
El hombre "es" experimentalmente,conciencia de sí mismo.
al tomar conciencia de sí mismo, el hombre comienza a sentirse solitario, como expulsado de la familia, que era aquella unidad original con la Vida. Aun cuando forma parte de la creación. Comparte la creación, junto a los demás seres -pero no con ellos- como si la creación fuese un hogar, pero, al mismo tiempo se siente fuera del hogar. Desterrado, solitario.
Y, no solamente se siente fuera de la creación, sino también, por encima de la misma. Se siente señor, pero es un Señor desterrado, sin hogar ni patria.
Al comparar las posibilidades con las impotencias, el hombre comienza a sentirse angustiado. La angustia lo sume en la frustración. La frustración lo lanza a un eterno caminar, a la conquista de nuevas rutas y nuevas fronteras.
La razón, dice Fromm, es para el hombre, al mismo tiempo, su bendición y su maldición.
