sábado, 14 de octubre de 2017

La muerte


La muerte es una gran farsante porque no es cierto que mata la vida, sólo mata LOS INSTANTES; instantes de convivir, tocar guitarra, sonreír, cocinar, bordar, acariciar, plantar (cuidar y apreciar la naturaleza), cantar, bailar, estudiar, ORAR, tomar vino, escribir o leer algo en aras al amor, jugar y aprender cosas nuevas, tomarse una cerveza o hablar con un amigo, escaparse de vez en cuando de lo cotidiano, arriesgarse, ayudar, aconsejar, comer una crepa, una pizza; en fin, disfrutar la vida. La muerte está, pues, en cada uno de estos instantes “no vividos”.

La muerte es una gran farsante porque no es cierto que quita la vida. La vida pasa como antorcha encendida de mano en mano, de hombre en hombre.

¡Miles de años y míranos! ¡Aquí seguimos! La muerte sólo puede matar, pues, instantes valiosos que pudimos vivir y no vivimos para ser FELIZ.

“El amor es PACIENTE, es SERVICIAL, no es ENVIDIOSO ni busca APARENTAR, no es ORGULLOSO ni actúa con BAJEZA, no busca su INTERES, no ser IRRITA, sino que deja atrás las ofensas y las PERDONA, nunca se alegra de la INJUSTICIA y siempre se alegra de la VERDAD. Todo lo AGUANTA, todo lo CREE, todo lo ESPERA, todo lo SOPORTA.” (1 Cor 13,4)

No hay comentarios: