lunes, 12 de abril de 2021

"El hábito no hace al monje"; la riqueza no hace a la persona.

Hola blogueros tengan un bonito y bendecido día. Gracias por seguirme y estar atentos a mis publicaciones. Espero que les sean de gran agrado y reflexión. Saben que lo hago con mucho cariño. No olviden dejarme su "reacción" o mensaje al final de cada artículo, así como de compartir si te gustan mis reflexiones.

En esta ocasión quise vincular este artículo con el refrán muy conocido "el hábito no hace al monje" con un aspecto de la vidad que creo se ejemplifica mucho y lo resumiría así: la riqueza del hombre ¿Se refleja en sus posesiones?

Todo comenzó el día de hoy que me disponía a visitar a una señora vecina que necesitaba de un favor, más, al cruzar la calle me topé con una camioneta super lujosa donde el capó me llegaba prácticamente a la altura de mi cabeza (y eso que estoy alto). Pero no precisamente era esto lo que me llamaba la atención puesto que en la ciudad hay miles de carros de igual categoría...

Pude haber dejado pasar esta anécdota sin más pero no lo hice ya que fuera de mi casa se encuentra otra camioneta que también llaman de lujo (aunque no es de último modelo como la primera que les describí y tampoco de vecinos de estatus alto que digamos) que casi no se usa, además de otros carros que, en mi opinión, son superfluos ya que sólo utilizan uno y los demás ocupan espacio en la calle y hasta con algunos vecinos ¿Cuál es el sentido de todas estas posesiones si no van en aras al servicio y utilidad?

Lo que me impulsó a hacer esta reflexión fue el hecho siguiente: "el cuidado que se les da a las cosas materiales (más que a las personas mismas), incluso más de lo meramente necesario, yendo así del aspecto más que sólo útil, al aspecto meramente "estético".

Y dadas estas circunstancias antes descritas se me vinieeron a la cabeza las siguientes preguntas: "¿Estos objetos reflejan la felicidad de quien los posee?

En el marco de la jornada mundial de los pobres del 15 de noviembre del año pasado, el Papa Francisco manifestó lo siguiente al respecto del tema de la riqueza: "En el Evangelio, los siervos buenos son los que arriesgan. No son cautelosos y precavidos, no guardan lo que han recibido, sino que lo emplean", dijo el Papa en la Jornada Mundial de los Pobres, recordando que el bien, "si no se invierte, se pierde; porque la grandeza de nuestra vida no depende de cuánto acaparamos, sino de cuánto fruto damos". En este sentido, el Santo Padre señaló que los pobres nos permiten enriquecernos en el amor, que es la mayor carencia que uno puede tener. Y nos invita a preguntarnos ¿qué puedo dar?, en lugar de plantearnos constantemente, ¿qué puedo comprar?"

En otra ocasión el Papa tambien manifestó lo siguiente respecto a la manera como se adquiere la riqueza, de manera ílicita e injusta, es decir, atropellando de alguna manera la dignidad de otras personas.

"El papa Francisco invitó a la humanidad, en un mensaje publicado durante este sábado (13.06.2020), a "tender la mano a los pobres", criticando "el cinismo" y la "indiferencia" de quienes mueven fortunas desde su ordenador o se enriquecen con la venta de armas y drogas."

Así, estas situaciones deben de llevarnos a ser más cuidadosos respecto a "lo que tenemos" o redefinir mejor nuestro concepto de "pobreza-riqueza". 

El rico, pues, no se mide por la cantidad de bienes materiales, hablando del aspecto más importante del hombre y aludiendo a esa riqueza que genere mayor riqueza en los demás, es decir, aquella que restituye, valora y reconoce la dignidad de sus semejantes, que busca su mayor bien integral. El verdadero "rico" es la persona que, precisamente, es eso: "persona", y dentro de este concepto, prevalece el aspecto más "humano"; más empático, más sensible a las necesidades de su comunidad que hace a su vez "ser persona" a los que le rodean.

Entonces ¿Es malo poseer bienes materiales? 

Pues eso depende del espíritu conque se hagan los actos y no sólo en el aspecto material, sino todas nuestras acciones aludiendo al corazón del hombre como lo principal, de su buena voluntad; que el hombre no sea esclavo de los aspectos exteriores (Mc 2, 27) sino que éste, dueño de la creación como Dios mismo se lo encomendó (Gen 1, 26), sea el mejor administrador de todos los bienes de la Tierra para el bien de su misma humanidad; que no sirva ésta para su propio beneficio que lo haga más egoísta y aislado, y en perjuicio de su hermano.

Todo va en aras al cuidado de la misma humanidad, de la vida misma. Más, para buscar el mayor bien posible es necesaria la presencia divina (concebida como amor esencialmente).

"No contamina [pues] al hombre lo que entra por la boca, sino lo que sale de ella; eso es lo que realmente contamina al hombre" (Mt 15, 11). No son las cosas exteriores lo más importante estrictamente hablando; no son éstos el fin sino los "medios" para movernos en este mundo y para recreación y servicio de nuestras vidas y el bien de nuestros hermanos...

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