martes, 2 de abril de 2024

La reflexión que nunca acaba

Hola ¿Cómo estas? Espero que bien. Gracias por tomarte el tiempo de visitar mi blog y reflexionar un poco más acerca de diversos temas por demás interesantes que acontecen día en nuestra vida cotidiana.

Antes de comenzar me gustaría hacerte una pregunta ¿Ya te estás preparado para Navidad y Año Nuevo? Sin duda me dirás "¡Pero ¿cómo? si sólo hace pocos meses que acabamos de entrar al nuevo, tres para ser precisos!". 

Cierto, es cierto lo que dices, y no hace mucho también (en diciembre) que muchas personas se propusieron cambios para este año y, sin embargo, te aseguro que hoy día ya ni se acuerdan o, si se acuerdan, lo han pospuesto nuevamente por otras actividades que, al momento, han considerado más interesantes e importantes, actividades con las cuales no contaban en el momento de hacerse la propuesta de cambio... 


Entonces, y ya en el ámbito más religioso, del Adviento ya ni hablamos ¿verdad? sería hasta ilógico pensar en preparar nuestro corazón para el nacimiento de Jesús en nuestros corazones (como solemos decir en temporada). Esto es sólo para finales de noviembre ¿Cierto? Si piensas así, déjame decirte que realmente no has entendido el sentido de estas celebraciones... Lo de los adornos navideños lo entiendo y, si dejas colgada una serie de luces desde diciembre por diversas circunstancias, te aseguro ¡No pasa nada! puede pasar desapercibido por muchos, más que un adorno de flor de Pascua o un arbol de navidad aun adornado que, sin duda, no faltaría quien te lo haría notar... Hasta sería vergonzoso quizá dejar una casa adornada con el tema navideño pero yo digo, si son con signos realmente auténticos, es decir, corona de adviento, arbol de navidad, nacimiento con sus personajes, etc., eso esta excelente diría yo, no le veo mal alguno puesto que cada día de nuestra existencia, si realmente conocemos bien el significado de estos signos, deben recordarnos ese cambio de nuestras vidas y no sólo en ciertos tiempos específicos del año como marca la tradición de la Iglesia sino todos los días de nuestra existencia... 

Diferente a los signos comerciales como Santa Claus, duendes, renos, etc., que aluden más a un mercado consumista que algo más humano y que se han servido de las celebraciones originales de santos de la Iglesia católica...

Bueno, quise darte estos ejemplos para profundizar en algunos aspectos importantes que nos enriquecerían el panorama.

El primero de todos es que, independientemente del tiempo civil, lo que se celebre dentro de la Iglesia católica, son festividades que propone en dichos tiempos específicos, sin embargo, estos acontecimientos suceden (o deberían suceder) cualquier día del año, es decir, el nacimiento de Jesús que celebramos en diciembre, nos debe llevar a la reflexión del nacimiento de Jesús desde nuestro corazón para siempre (si es que aún no ha nacido en nuestra persona), cosa que puede suceder (y ojalá suceda) cualquier día del año, de nuestra existencia... 

Lo mismo sucede para Cuaresma que nos debe de llevar a esa Pascua (paso) con el Señor en nuestras vidas, es decir que, para que haya una pascua en nosotros no se refiere solamente a un tiempo específico en el año civil, allá por los meses entre febrero a abril, a un tiempo y espacio específico, externo... sino a una conversión que se dé de por vida en nuestros corazones... Es esto lo que pretenden tales celebraciones.

Bueno, aunado a esto, se encuentra una actitud de la que quisiera que cayeramos en cuenta; que corremos el riesgo de "celebrar por celebrar", de quedarnos en lo exterior sin vivirlo desde nuestra persona o, peor aún, que en el fondo estas celebraciones pasen desapercibidas, que se queden en algo meramente social, convivencial, cultural, consumista, etc. cuando lo que pretende es que cada uno entienda el sentido de cada una de éstas.

Así pues, si celebramos por celebrar, cuando termine una temporada específica, también nos olvidaremos de aquellos signos que nos querían decir algo. 

Aludiendo a este tiempo de Cuaresma-Pascua, más específicamente de Semana Santa, y más específicamente del Triduo Pascual (jueves a sábado Santo) que, al parecer son los más fuertes y visibles para el mundo católico (y para los demás por las fiestas paganas que de ahí se derivan), me llama la atención lo siguiente: que una vez pasada ésta (lo mismo para el tiempo de Navidad los días 24 y 25 de diciembre), las personas no parecen interesarse ya más por el triduo, por su reflexión, sino hasta el próximo año... Es decir, que en la sociedad de hoy, parece que nos movemos conforme a la temporada vigente que se nos va dictando.

Lo mismo para  lo civil: la escuela y los trabajos nos dictan los momentos que debemos vivir y cómo movernos. Tan es así que, para muchos en el trabajo, como les dejaron descanso sólo a partir del jueves Santo (aunque no precisamente sean creyentes) inmediatamente optaron por irse de vacaciones, porque el trabajo no les daría otra oportunidad de salirse a disfrutar con su familia, como si los días religiosos, la reflexión, la profundización del amor de Dios por nosotros, no se disfrutaran; y digo disfrutar en el sentido de dejarte paz en el alma, de darte valores, elementos y actitudes (como la oración) que te ayuden a mejorar las relaciones a futuro con los tuyos (familiares y amigos) cuando incluyes a Dios en tu vida, y no solamente en la reunión familiar en una alberca o playa, que no son malos en sentido estricto, pero tampoco lo son los actos religiosos que nos deben llevar a un mejor encuentro con Dios; también las cosas de Dios nos recrean, nos llenas, nos dan felicidad, unidad, etc. No es algo ajeno a nuestra vida diaria ¡es más! debemos caer en conciencia que Dios es el principal; que por Él nos movemos, existimos... ¿Por qué no dedicarle con gusto la reflexión de estos días santos? ¿Qué perdemos: tiempo, dinero? (Si no se nos cobra por asistir al templo o a celebraciones específicas, y se gasta más en una salida familiar o evento social)... 

Somos muy paradójicos. Me acuerdo de la vez que invité a las pláticas cuaresmales a las personas de mi barrio donde no se le cobra nada a nadie por asistir, no se le exige dinero y, sin embargo, prácticamente nadie asistió y pensé (porque avisé por medio de carteles que pegué en varias esquinas, además de personalmente): "La gente sí se da cuenta, pero sólo asiste a lo que le gusta"; porque si ven un cartel de baile de veterinaria p.e. que se realiza cada octubre en mi ciudad y donde sólo hay borracheras y desorden, o simplemente cuando viene una banda o cantante famoso y donde le cobran miles, sí van, y si no tienen dinero lo consiguen... ¿Se fijan por dónde va nuestra espiritualidad? ¿Dónde está Dios por más que (al menos en apariencia) digamos que sí creemos? ¿Qué clase de sociedad somos, de católicos? somos hedonistas porque nos guiamos por el principio del gusto, del placer, es decir que "si me dan ganas o me gusta voy" -decimos... queremos que nos diviertan, nos atraigan sensacionalmente, tener algun beneficio y no precisamente compromiso al cual le huimos sobremanera. No hacemos las cosas o asistimos por el sólo hecho de creer que es necesario y sepamos que esto mejorará en muchos aspectos nuestra vida familiar, parroquial y social; ni siquiera pensamos en eso y hasta llego a dudar que de verdad me interese por los demás, por mi espiritualidad que también repercutirá en la educación de mis hijos, de los que me rodean... 

Lamentablemente, lejos de tal reflexión, de preguntarme: ¿qué puedo yo aportar para mejorar mi comunida? sólo pienso en ¿qué me van a dar? incluyendo la diversión...

¿Por qué traigo a colación esta reflexión? Por el siguiente detalle que a continuación relataré y que me llamó mucho la atención desde mi experiencia en la relación con mi vida comunitaria parroquial y social.

Hace meses que estoy involucrado en pastoral comunicativa de mi parroquia, y una de mis labores es informar a las personas de la misma los eventos importantes. Y estuve al pendiente de los eventos los cuales grabé y tomé fotos, y las personas se sentían interesadas y motivadas de tales informes... ¡Bueno, sólo en el momento! ya que, me di cuenta, si publicaba después de los eventos, la gente ya no hacía caso, al menos no con la misma atención o entusiasmo...

En pocas palabras, como católicos, no nos gusta re-plantearnos lo vivido, rumiar de nuevo, evaluar, regresar si es necesario a la reflexión de las celebraciones aunque ya no sea la época para seguirnos enriqueciendo y seguir sacando frutos de reflexiones que quizá se nos pudieran haber pasado por estar organizando o por estar al pendiente del siguiente evento... Lo que digo es que, así como el Evangelio siempre nos dice algo actual a pesar de ser escrituras antiguas, y un mismo texto dice cosas distintas a diferentes personas

y en diferentes momentos, puede que las celebraciones que acabamos de pasar, si las volvemos a reflexionar, rumiarlas así como las vacas que comen una y otra vez el pasto antes de por fín llevarlas a digerirlas definitivamente en el estómago para procesarlo, siempre sacaremos algo nuevo o, por lo menos, nos refrescará el espíritu conque vivimos en su momento tal celebración o rito. 

Más, esto de volver a las fuentes o rumiar de nuevo las celebraciones pasadas es precisamente para que nos transformen, que nos persuadan, que no se las lleve el viento o, como dice el dicho popular: [que no] "me entre por un oído y me salga por el otro"... Es para hacer memoria, rescatar todo lo bueno y seguirme motivando para, una vez asimilado desde mi persona en la reflexión, transformarlo en obras transformando mi persona primero.

Por eso la importancia de no creer que estas reflexiones son pasajeras o temporales, y que el año pasado serán otras nuevas cuando ni siquiera hemos aprovechado bien las pasadas ni las hemos hecho vida... Es importante ya con más calma y no muy alejados de los eventos, volver a reflexionar lo vivido ¡No nos hacen daño!

Toda esta reflexión me surgió a raíz de esta experiencia siguiente,  por esta característica tan sencilla: durante el triduo, la gente estaba al pendiente de qué bonita quedó la celebración, la organización, etc. (aunque lo más rescatable debe ser siempre en el fondo el mensaje recibido...) Por ejemplo, si yo pongo fotos y videos de jueves santo ese día (o incluso dentro del triduo pascual) la gente estaba al pendiente y, en apariencia, motivada, pero si les vuelvo a poner algo más de esos eventos en días posteriores no tan alejados, y como me sucedió a mí en lunes santo respecto a jueves Santo, a la gente aparentemente ya no le interesa de igual manera que estando en el mismo día de la celebración ¿Por qué,  si no estamos tan alejados de tales eventos? y puede que no hallamos llegado a Pascua plenamente pues, si fuera así, vale siempre re-considerar, volver a rumiar la semana Santa para ver ¿qué se me escapó que me pudo ayudar a vivir más plenamente este tiempo Pascual? De ahí la importancia de la reflexión... pero si lo hicimos por tradición, por seguir a los demás, por sola organización, porque me gusta convivir con los de la parroquia, porque ya estoy acostumbrado a hacerlo y coolaborar como cada año... y realmente no profundicé en el sentido de cada uno de estos momentos, quizá hayamos perdido la oportunidad verdadera de encontrarnos con Dios nuevamente valorando más solamente mi participación externa. Y esto hablando de los que se quedaron en la parroquia a organizar, a "vivir" estos días...

Queridos hermanos y hermanas: que no nos pase que no valoremos lo que incluso nosotros mismos construimos con tanto trabajo y, por el detalle de no estar enmarcado en un tiempo específico, considerarlo como algo ya no vigente, lo peor, a sólo unos cuantos días (incluso horas) de distancia...

Cada reflexión es importante y llevan valores que no tienen caducidad nunca. Rescatemos lo mejor de cada celebración, de cada tiempo, de cada acción que hagamos, meditémosla, traigámos al presente constantemente las cosas buenas que siempre nos alimentarán, para podernos transformar valorando mejor las situaciones de nuestra vida diaria pero, sobre todo, para poner a Dios en su lugar: en el centro de nuestras vidas, porque es Él el principal que nunca está de moda y nunca deja de estar vigente.

Por ello, no es superfluo regresar a las reflexiones anteriores de celebraciones pasadas porque hay reflexiones que salvan vidas y, aunque se hayan dicho o celebrado incluso años atrás, como el Evangelio, siempre nos dejan un sentido a nuestra vida actual, a todo aquél que lo acoje con atención.

¿Qué piensas al respecto? Déjame tu comentario. Gracias por llegar hasta aquí.

martes, 5 de abril de 2022

¿Quién es bueno?

 Habemos gente (que podríamos sentirnos) tan buenos, por el hecho de ser muy allegados a las practicas reflexivas y religiosas (porque bien sabido es que “nadie es bueno” así como el mismo Jesús una vez manifestó en el Evangelio de Marcos 10,18: “¿Por qué me llamas bueno?  Nadie es bueno fuera de Dios”) que lleguemos a sentir orgullo, principal tentación del “religioso” o practicante o administrador de los ritos y asuntos de Dios.

Así, a los “buenos” (sea porque nos sintamos así o nos lo digan), podemos llegar a sentir un día que no necesitamos de reflexión o práctica, y nos damos el lujo hasta de elegir, de seleccionar: “esto sí, esto no (me ayuda)”… como si realmente supiéramos qué será cien por ciento eficaz para el provecho de nuestra alma, y qué no lo será. 

En sentido estricto, pues, no lo sabemos. Además, es bien sabido que Dios se manifiesta de diversos modos y situaciones, y que estas situaciones no siempre son como las esperamos y, sin embargo, a pesar de poder juzgarlas en primera instancia como inapropiadas o hasta dolorosas, en el futuro vemos aprendizajes que, de no haber sido por esa situación imprevista, no nos habríamos hechos más fuertes, más humildes y hasta valorar cada vez mejor cada segundo de nuestra existencia, de no habernos "ensuciado las manos" solidarizándonos (voluntaria o involuntariamente) con las situaciones de nuestros semejantes. Cosa distinta de si nos quedamos en nuestra zona de confort pretendiendo ser humanos; con cualidades de humanos, pero a la vez con esencia de Ángel (que no está sujeto a la miseria humana).

No hay otra manera de santificarnos que caminando por en medio del “pecado”, de las tentaciones diarias que nos ofrece la vida tales como el bienestar personal que, en su máximo grado, apaga la conciencia, la caridad y es progenitora de la injusticia que hace que las personas a nuestro alrededor desaparezcan como “personas”, y aparezcan como “objetos utilitarios” para saciar necesidades que propicien una mayor comodidad personal y egoísta.

¿Quién es bueno, pues? Ni Jesús aceptó tal (¿podríamos decir…?) “distinción”. También este concepto se presta a la injusticia, a los llamados “respetos humanos” de los cuales Jesús también invitaba a cuidarse de ellos. De ahí que, desde esta perspectiva, pueden ser peligrosas esas relaciones en donde incluso los propios malhechores se adulan unos a otros; se apoyan y se hacen el bien. Aquí es donde la palabra “bueno” se relativiza ¿Quién es bueno? Jesús contesta: “sólo Dios”, y contesta esto porque Jesús sabe lo complicado de este concepto, así como muchos otros que van de la mano de los preceptos judíos de su tiempo: la ley es relativa también pues llaman bueno a lo malo y viceversa; el hombre manipula y hace ver bueno o malo las cosas y personas según sus inclinaciones e intereses. De ahí que, la mejor ley es ésta: la que se rige por el amor, principalmente por el amor de Dios que se manifiesta en el amor al prójimo. Esa es la mejor ley que “dignifica”; y la ley que no mira por el bien de los demás, que es corrupta, que apunta al beneficio de unos cuantos, que se relativiza, que, por ende, no dignifica… no sirve, es una ley de “muerte” que muchas de las veces desemboca en violencia por las desigualdades que ésta ofrece; no es una ley de amor más que egoísta.

Por eso debemos cuidarnos de las apariencias, no dejarles todo el papel a ellas. Es importante conocernos primero a nosotros mismos, amarnos para saber quienes somos y aceptarnos como somos, pero este amarnos se vuelve más perfecto en la humildad del amor a Dios quien nos manifiesta quien realmente somos: un ser perfecto amado incondicionalmente por él e independientemente de lo que los demás digan o nos hagan sentir. Porque, y echando mano a la reflexión del Padre Ignacio Larrañaga (que diré parafraseado): los amados aman, los lastimados lastiman; violentan y buscan el sentido en cosas que no precisamente son amor, buscan donde no está Dios. Porque donde está Dios está la perfecta armonía, paz, belleza, estabilidad… cosas que el ser humano, muchas de las veces sin sospecharlo, busca y anhela indirectamente.

Ser santo, ser bello, ser bueno… viene todo de Dios, pero la mayor belleza, bondad y santidad radican en el espíritu del ser humano y no tanto en lo material, en la apariencia. Ser santo y bueno va de la mano de una extrema humildad, es decir, implica el reconocimiento de que, en realidad, “no somos nada”, y mucho menos sin Dios nuestro creador y principal sentido de vida. En todo caso, somos super valiosos ante él desde el momento en que Él decidió crearnos y amarnos, por su propia iniciativa… Si el mundo es depresivo, deshonesto, corrupto, un reino de muerte… eso no es por Dios sino porque nosotros, maravillados de la ciencia que nos ha otorgado, y de ese poder y libertad de administrar la vida terrena y creación, la hemos deteriorado. Pero en esencia y sencillez podemos y debemos saber convivir juntos, ser felices ayudándonos y no matándonos para poder decir en el momento presente agradecidos por la existencia: “la vida es bella”. 

Muchas de las veces no somos felices porque, en lugar de darnos la mano o una palmadita sincera de aliento en el hombro ante las dificultades, de abrazarnos, de valorarnos, optamos mejor por “ponernos el pie” para conseguir beneficios terrenos pensando que aquí viviremos eternamente a costa de la desgracia del semejante, cuando nuestro verdadero reinado, libertad y felicidad radican desde el amor mismo que tengamos, principalmente a Dios y manifestado a los demás hermanos.

Hasta aquí mi reflexión de este día. Por favor, no dejes de hacerme saber qué te pareció este artículo reaccionando abajo y dejándome tu comentario con tu nombre. Dime por favor ¿Qué opinas? y hagamos más rica esta reflexión.

Saludos cordiales estimado lector.

Te comparto las redes sociales en las que me dedico a la reflexión de la Palabra en coolaboración de amistades. No olvides ayudarnos a compartir y reaccionar.

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viernes, 24 de septiembre de 2021

¿Dónde estás mamá?

¿Donde estás mamá? Te recuerdo con mucho cariño y agradecimiento. Elevo mi oración a cada instante por tí. No te olvido, nunca lo haré, las personas ancladas a nuestro corazón son difíciles de olvidar ¡Cuánto más la mamá! sólo me duele lo repentinamente que te fuiste sin decir más; te vi salir al hospital pero nunca más a la casa llegar, no hubo chanza de bien despedirnos, de "reaccionar".

Muchos planes y proyectos quedaron a medias, mucho material y actividades esperándote, mucha creatividad a derrochar, pláticas, animalitos, plantas, juegos, consejos, navidad... Pero si de Dios fue su voluntad por más doloroso que esto haya sido ¿Qué puedo más decir yo? Lo acepto, pero me cuesta el hecho de esta ida tan de repente, sin un aviso, sin una carta, un consejo que, sin duda, nos las habrías dado, pero no podías ante tu dolor ni siquiera hablar más. La enfermedad no da tiempo de mucho.

 

¿Dónde estás ahora mamá? ¿Me escuchas? dime que bien estás.

 

Aquí es donde con mayor razón deseo que exista el cielo para personas como tú, que dan la vida al extremo por amor. En verdad, lo deseo de todo corazón que estés feliz ahora allá: en el cielo de las grandes mamás.

 

Sólo me resta agradecerte tu mucho esfuerzo por nosotros y pedirte perdón por lo mucho ingratos que hayamos sido o más de alguna vez ofendido, estresado o preocupado. Te mando un abrazo espiritual desde mi conciencia y corazón sincero, y que sepas, pues, ¡que NO TE OLVIDO, siempre te recuerdo y ESTOY SUMAMENTE AGRADECIDO! Lo digo de todo corazón y que sepas que de mí al menos, en cada paso de mi vida que de ahora en adelante doy, en cada logro, en los gratos recuerdos y enseñanzas que de tí tengo, ¡nunca te irás! nunca te has ido. También son parte de tí...

 

¡Te amo mamá, tú bien lo sabes, así como tú de cariñosa con nosotros siempre has sido! ¡Dios te siga bendiciendo allá en el cielo y ruega por nosotros ante Él por tus hijos, demás familiares y amigos! que te seguiremos con cariño profundo en lo que nos resta de vida acá en la tierra "bien recordando"...

 

Cariñosamente:

 

¡Tu hijo desde la tierra!

lunes, 12 de abril de 2021

"El hábito no hace al monje"; la riqueza no hace a la persona.

Hola blogueros tengan un bonito y bendecido día. Gracias por seguirme y estar atentos a mis publicaciones. Espero que les sean de gran agrado y reflexión. Saben que lo hago con mucho cariño. No olviden dejarme su "reacción" o mensaje al final de cada artículo, así como de compartir si te gustan mis reflexiones.

En esta ocasión quise vincular este artículo con el refrán muy conocido "el hábito no hace al monje" con un aspecto de la vidad que creo se ejemplifica mucho y lo resumiría así: la riqueza del hombre ¿Se refleja en sus posesiones?

Todo comenzó el día de hoy que me disponía a visitar a una señora vecina que necesitaba de un favor, más, al cruzar la calle me topé con una camioneta super lujosa donde el capó me llegaba prácticamente a la altura de mi cabeza (y eso que estoy alto). Pero no precisamente era esto lo que me llamaba la atención puesto que en la ciudad hay miles de carros de igual categoría...

Pude haber dejado pasar esta anécdota sin más pero no lo hice ya que fuera de mi casa se encuentra otra camioneta que también llaman de lujo (aunque no es de último modelo como la primera que les describí y tampoco de vecinos de estatus alto que digamos) que casi no se usa, además de otros carros que, en mi opinión, son superfluos ya que sólo utilizan uno y los demás ocupan espacio en la calle y hasta con algunos vecinos ¿Cuál es el sentido de todas estas posesiones si no van en aras al servicio y utilidad?

Lo que me impulsó a hacer esta reflexión fue el hecho siguiente: "el cuidado que se les da a las cosas materiales (más que a las personas mismas), incluso más de lo meramente necesario, yendo así del aspecto más que sólo útil, al aspecto meramente "estético".

Y dadas estas circunstancias antes descritas se me vinieeron a la cabeza las siguientes preguntas: "¿Estos objetos reflejan la felicidad de quien los posee?

En el marco de la jornada mundial de los pobres del 15 de noviembre del año pasado, el Papa Francisco manifestó lo siguiente al respecto del tema de la riqueza: "En el Evangelio, los siervos buenos son los que arriesgan. No son cautelosos y precavidos, no guardan lo que han recibido, sino que lo emplean", dijo el Papa en la Jornada Mundial de los Pobres, recordando que el bien, "si no se invierte, se pierde; porque la grandeza de nuestra vida no depende de cuánto acaparamos, sino de cuánto fruto damos". En este sentido, el Santo Padre señaló que los pobres nos permiten enriquecernos en el amor, que es la mayor carencia que uno puede tener. Y nos invita a preguntarnos ¿qué puedo dar?, en lugar de plantearnos constantemente, ¿qué puedo comprar?"

En otra ocasión el Papa tambien manifestó lo siguiente respecto a la manera como se adquiere la riqueza, de manera ílicita e injusta, es decir, atropellando de alguna manera la dignidad de otras personas.

"El papa Francisco invitó a la humanidad, en un mensaje publicado durante este sábado (13.06.2020), a "tender la mano a los pobres", criticando "el cinismo" y la "indiferencia" de quienes mueven fortunas desde su ordenador o se enriquecen con la venta de armas y drogas."

Así, estas situaciones deben de llevarnos a ser más cuidadosos respecto a "lo que tenemos" o redefinir mejor nuestro concepto de "pobreza-riqueza". 

El rico, pues, no se mide por la cantidad de bienes materiales, hablando del aspecto más importante del hombre y aludiendo a esa riqueza que genere mayor riqueza en los demás, es decir, aquella que restituye, valora y reconoce la dignidad de sus semejantes, que busca su mayor bien integral. El verdadero "rico" es la persona que, precisamente, es eso: "persona", y dentro de este concepto, prevalece el aspecto más "humano"; más empático, más sensible a las necesidades de su comunidad que hace a su vez "ser persona" a los que le rodean.

Entonces ¿Es malo poseer bienes materiales? 

Pues eso depende del espíritu conque se hagan los actos y no sólo en el aspecto material, sino todas nuestras acciones aludiendo al corazón del hombre como lo principal, de su buena voluntad; que el hombre no sea esclavo de los aspectos exteriores (Mc 2, 27) sino que éste, dueño de la creación como Dios mismo se lo encomendó (Gen 1, 26), sea el mejor administrador de todos los bienes de la Tierra para el bien de su misma humanidad; que no sirva ésta para su propio beneficio que lo haga más egoísta y aislado, y en perjuicio de su hermano.

Todo va en aras al cuidado de la misma humanidad, de la vida misma. Más, para buscar el mayor bien posible es necesaria la presencia divina (concebida como amor esencialmente).

"No contamina [pues] al hombre lo que entra por la boca, sino lo que sale de ella; eso es lo que realmente contamina al hombre" (Mt 15, 11). No son las cosas exteriores lo más importante estrictamente hablando; no son éstos el fin sino los "medios" para movernos en este mundo y para recreación y servicio de nuestras vidas y el bien de nuestros hermanos...

lunes, 5 de abril de 2021

El católico y las elecciones


No sé si te habrás dado cuenta que a la vuelta de tu casa, en la pared de algún vecino o lote baldío, de repente encuentras propaganda política que todavía hasta hace pocos días no estaba allí, además de los spots en la radio, televisión o en carros con alto parlantes que van por tu calle anunciando a algún partido en especial.


Pues bien, si así lo has notado, es porque precisamente nos encontramos nuevamente en el periodo de elecciones de políticos que pretenden gobernar nuestros estados. Nos encontramos ante las elecciones locales que se celebran cada tres años.

Participar de la política

Muchos católicos piensan aun hoy día que la política no es incumbencia de la religión, sin embargo, nada más equivocado que eso. Todo católico, por su compromiso con el bien común, está obligado con mayor razón a estar atento e informado de lo que acontece en su comunidad, barrio, estado… porque de las decisiones que se tomen depende en mucho nuestro bienestar familiar y social. De ahí la importancia de “conocer” muy bien en primer lugar a quienes serán nuestros gobernantes; qué intenciones y reputación tienen verdaderamente.

Cuando tiras o recoges basura, cuidas un árbol, reciclas o participas en alguna actividad social o comunitaria… ya estás participando de la política en sentido amplio (cabe señalar que político en sentido estricto es aquél que aspira a una candidatura por medio de un partido político) porque de alguna manera “participas” para bien o para mal en tu comunidad. El simple hecho, pues, de ser “ciudadano” significa a la vez estar participando en la política (lo relativo a la ciudad/comunidad). De ahí la importancia de prestar atención e interesarse por saber quiénes podrían ser nuestros próximos gobernantes, responsabilidad no menos importante para un católico y toda persona responsable que debe abogar siempre por el cuidado de la vida y el bienestar de de la familia.

Responsabilidad del católico

En el marco de las pasadas elecciones presidenciales del 2018 de nuestra nación “En su mensaje, el Arzobispo Primado de México señaló al votante católico mexicano que ‘por si algo se te olvidó, revisa bien qué candidato tiene las mejores propuestas para el derecho a la vida desde el nacimiento de una criatura hasta la muerte natural’.

También alentó a los mexicanos a evaluar ‘quién tiene las mejores propuestas para la familia estable, la familia que se consolida y se hace un hogar que construye a la sociedad’.

‘Y quién tiene la mejor propuesta para la libertad religiosa, para que los valores del Espíritu guíen a nuestra sociedad’.

‘Fíjate bien por quién vas a votar, porque depende nuestro futuro’, subrayó.

‘[…] católico, a ti te hablo, como te han hablado tus obispos en cualquier parte de nuestro país, es tu responsabilidad el gobierno que nos vamos a dar’, señaló.”

Este año Jalisco se prepara para elegir a 20 diputaciones de mayoría relativa; 125 presidencias municipales; 125 sindicaturas; 18 diputaciones de representación proporcional y 1479 regidurías.

¿Y tú? ¿Ya conoces a tus posibles próximos representantes?




martes, 9 de marzo de 2021

Milagro en mi parroquia

"Conviértanse a mí de todo corazón, con ayuno, con llanto, con luto. Rasguen los corazones y no los vestidos; conviértanse al Señor su Dios; que es compasivo y misericordioso, y se arrepiente de las amenazas. Quizá se arrepienta y vuelva, dejando a su paso bendición, ofrenda, libación para el Señor, su 
Dios” (Joel 2, 12 ss).

Como bien sabemos, nuestra parroquia acaba de ser testigo de un acontecimiento extraordinario. El pasado 6 de Marzo, en la misa de exequias del Sr. Cura Pbro. Heriberto López B., anterior Cura de nuestra Parroquia. Exactamente en el momento de su sepultura en el templo mayor, el Cristo comenzó a derramar lágrimas. El suceso fue dado a conocer por la Sra. Rosa Gudiño (vecina de la parroquia, del barrio San José) quien, de manera fervorosa se encontraba pidiéndole precisamente por su salud y bienestar de su familia (según como ella lo narra a los medios). Grande fue la sorpresa al percatarse de algo distinto en su rostro ¿Está llorando? A lo cual, para estar más segura, fue en busca de una segunda opinión, del Padre Avelino quien le confirmó que efectivamente “estaba llorando”. Posteriormente, los medios ahí ya presentes por la misa especial del fallecido Sr. Cura Heriberto, acudieron a hacer las tomas y dar a conocer este gran y extraordinario acontecimiento.

Hubo llanto y gran asombro entre las personas presentes de quienes se escuchaban decir ¿qué nos quiere decir el Señor? ¿qué irá a pasar? Más, como en todo tiempo sucede, incluso en tiempos de Jesús, también no faltaron los incrédulos que buscaban explicaciones por otros medios. Sin embargo, resalta una opinión de entre todas “verdad o no, lo cierto es que hay cosas que tenemos que cambiar”. Y tiene esta persona toda la boca llena de razón. Quizá nos encontremos ante un milagro, pero esto no es lo más importante porque para los duros de corazón, éste y muchos otros hechos extraordinarios les pasaran de manera indiferente como en la narración de Lázaro y el Rico “Si no escuchan a Moisés ni a los profetas, aunque resucite un muerto, no le harán caso” (Lc 16, 31).

Un milagro, pues, puede ser para la parroquia una gran bendición, pero también una gran advertencia, compromiso, responsabilidad y hasta vergüenza porque hemos necesitado de milagros para creer en que Jesús de verdad existe. “Porque me has visto has creído; dichosos los que crean sin haber visto(Jn 20, 29) ¿Cómo estamos realmente en nuestro corazón?

Mira más sobre el milagro en este enlace: https://www.facebook.com/www.cuatrotelevision.tv/videos/268197531496603

sábado, 20 de febrero de 2021

Católico tradicional vs católico original

CATÓLICO TIBIO (1RA PARTE)

"Más porque eres tibio, ni frío ni caliente, yo te vomitaré de mi boca" (Ap 13, 16)

Algunos aspectos o tentaciones que pueden caracterizarnos como católicos superficiales.

 El católico superficial (o tibio)

nNo es puntual y a “duras penas” se dirige a los compromisos religiosos.

·         Necesita ser empujado para hacer las cosas.

·         Difícilmente se compromete.

·         Hace poco y, con eso poco siente que ha hecho más que suficiente.

·         Deja que otros hagan los servicios y se comprometan por él (ella).

·         No es acomedido, servicial, creativo ni aporta ideas. Así, si en la misa hay lectores, para él es “muy bueno”; y si no los hay, también para él es “muy bueno”.

·         No cuestiona su fe para mejorar; no le sorprende ni le indigna nada, es pasivo, muerto viviente. Nunca se pregunta ¿En qué puedo servir? ¿Qué hace falta a mi Iglesia comunidad?

·         No le preocupa la situación de su Iglesia, si acaso sólo los ritos cuando le aportan un beneficio.

·         Asiste a misa “cuando le nace” o sólo en eventos especiales como “quince años”, bautizos, matrimonios, etc. por esperar la fiesta y quedar bien con los amigos y “compadres”, más no por fe ni por agradar verdaderamente a Dios. Los más llegan casi terminando la Eucaristía pero muy puntuales al banquete de bodas. Católico interesado.

·         Llega tarde a las celebraciones y compromisos religiosos, y si le gana la flojera ya no asiste.

·         El frío, la lluvia, el cansancio, la familia, los amigos, el juego, la TV… son motivos suficientes para no asistir a las celebraciones, fácilmente sucumbe ante la flojera. No es tenaz, consistente, disciplinado, no se esfuerza por aportar y mejorar las situaciones de su comunidad o Iglesia.

·         No es prevenido y le da prioridad a otros asuntos menos importantes. Se le olvida la misa del barrio ese mismo día, pero planea y dedica horas y semanas a la diversión, juegos, música en exceso. No tiene una vida equilibrada, a Dios le deja muy poco, y con eso poco se cree muy bueno por quedarse una hora en misa. Piensa que ha hecho demasiado. Gran sacrificio.

·         Es despistado (o indiferente) para las cosas de Dios, es decir que, por más que se le avise y hasta se le anote en la puerta los eventos y celebraciones propias de la Iglesia, siempre anda preguntando, incluso a última hora, lo mismo, y eso porque se topó con una celebración cerca de su casa, de otro modo, ni siquiera tenía considerado asistir; no son su prioridad, no tiene gusto por las cosas de Dios. En pocas palabras, no pone mucho interés y, por supuesto, no valora el esfuerzo de los demás.

·         Es “protocolario”. “Queda bien de Palabra” con las personas, pero de verdadera intención y servicio se queda muy lejos. No busca agradar a Dios más que quedar bien con el mundo.

·         Es “ritualista”. Se queda en la celebración de los sacramentos de manera superficial, pero no los hace vida en su familia y comunidad. Están de cuerpo presente y su mente sigue en las placeres y preocupaciones de su vida diaria.

·         Cuando asiste a las celebraciones o rosarios lleva interés de lo que “repartirán” más que por devoción.

·         No se preocupa por conocer más su fe, y se deja llevar por lo que los medios o los demás dicen al respecto de su Iglesia, y se las cree fácilmente. Le es más fácil tomar un celular y creer lo que dice un video y noticias al respecto que tomar un libro y dedicarse a estudiar el compendio o la Biblia ¿Tomar un curso de Biblia? Ni siquiera lo piensa, es un gasto innecesario. Católico tibio.

·         Es “sensacionalista”. Es como “Vicente, que va a donde va toda la gente”, buscando reconocimiento a lo que hace. Le interesa más la multitud que la verdadera convicción de su fe personal: buscar al encuentro de Dios aunque vayan poquitos o no esté de moda ir a misa (por ejemplo).

·         Vive preocupado de la vida diaria y, Dios para éste es “cosa a parte”, es decir que, si le sobra tiempo, se lo dedica a Dios, si no, no. Es tibio.

·         No tiene espíritu de sacrificio.

·         Tiene miedos, se siente inútil, pero a la vez, éstos le sirven de pretexto para no esforzarse a mejorar y prestar un servicio. Nadie se sacrifica por lo que no ama y éste alguien (en este caso Dios) siempre será cosa secundaria. Tampoco las mamás son todas maestras, sin embargo, hacen el esfuerzo por apoyar a sus hijos para que no reprueben. Así que “no hay pretextos”.

“Donde está tu tesoro, ahí estará tu corazón, [tus pensamientos, tus intereses…]” (Mt 6,21) Entonces ¿por qué darías tú la vida? ¿Qué es lo más importante fuera de Dios que valga más la pena? Todo es indispensable, cierto, pero también Dios no es menos importante. De hecho, es la raíz de todo. El problema es que, como niños malcriados, buscamos sólo lo bello, placentero; nos gusta arrancar frutos del árbol, pero nunca sudar la gota gorda al plantarlos y cuidarlos. Todos quieren guayabas cuando ven al árbol repleto, pero casi ninguno se preguntó siquiera ¿quién lo plantó, lo regó, lo podó, lo cuidó? ¿Qué puedo hacer yo al respecto? Además, arrancan con violencia los frutos y aún verdes… piensan que todo lo merecen y que éstos se dan solos.

Así es el mundo placentero y llano; todos buscan su beneficio propio sin casi ningún esfuerzo. Así, ser católico no es garantía de ser un valioso y grandioso ser humano. 

Así, tenemos diputados, presidentes corruptos, secuestradores, rateros, violadores, etc. muy creyentes y hasta guadalupanos, muy católicos de nombre y tradición, pero pocos son los que realmente lo viven, se esfuerzan y saben lo que ello conlleva.

Esfuércense, [pues], por entrar por la puerta estrecha” (Lc 13,24), porque el mundo, el camino de la perdición es fácil, es placentero, injusto, egoísta, es llano… Y los caminos a Dios, el camino al amor es difícil por ir contra el pecado y el desamor, el egoísmo, pero que ya desde la Tierra trae sus recompensas y la esperanza de la felicidad eterna.