martes, 24 de noviembre de 2020

El amor

Una de las principales características del amor, creo yo, es la "Ilusión" muchas veces llamada precipitadamente "ingenuidad" pues, cuando te enamoras elevas a aquella persona que amas en un "pedestal", y le revistes de cualidades y virtudes que incluso en vida real, es decir, ya con los pies en la tierra, quizá ni siquiera parezca tener.

El amor es una ilusión porque plasma en el ser amado aquello fántastico y maravilloso que desea ver y vivir. Por eso el amor es también muchas de las veces catalogado como "fantasioso" (de la mano de la ingenuidad como digo) pero que alimenta a su vez la esperanza en todo caso.

El amor tiene ese poder de transformar, por eso se parece a esa historia del famoso "Rey Midas" porque todo cuanto toca lo transforma, lo inquieta, lo mueve, lo embellece... Así, toda materia deja de ser materia con él y toma otra forma espiritual de trascendencia, rescata su esencia, eso es lo que quiere ver, rescata lo bueno de cada ser...

Cuando una persona se enamora, "endiosa" a aquello (a) que ama y no puede verle más que sólo "virtudes". La endiosa tanto que la hace única y le ve una belleza tal que llega a pensar que otro (a) podría también enamorarse y llevárselo (a); piensa que ha encontrado un tesoro, el mayor de todo el mundo y se siente más que afortunado (a).

El amor, pues, en este sentido es "ingenuo" en cuanto que desafía las leyes básicas de la lógica natural, conforme a la realidad, de la experiencia misma de la vida; el amor se atreve a superar esa misma lógica humana buscando donde para muchos es evidente que ya no hay nada más, tratando de vitalizar lo que parece muerto y seco plantando en el "desierto"... Así de ilógico y, si quieres, de "absurdo" es el amor que "cree" donde se ha perdido ya toda esperanza, toda ilusión

En todo caso, lo que llamamos "ingenuidad" puede sólo tratarse de "pureza", "inocencia" o, simplemente, de un "amor incondicional"; de aquél o aquella que "cree" en su amada (o) sin más ni más. ¿De qué cuidarse -dice pues- si el amor no es mentira, es la verdad?

Así, pues, el verdadero amor nunca (aunque pudiera), querría por ningún motivo a su amado (a) "engañar", traicionar, porque éste no buscaría de él (o ella) hacerle algún mal. El amor es "bondad", (nunca sólo interés) es lealtad.

Más, como Dios es amor, el mejor amante es el que se sustenta en Él como fuente, ejemplo y sostén.

A Dios nadie lo puede medir ni conocer sus designios, sus reglas (si es que las tiene como tal), así mismo es el amor de "bambaleante" que entra y sale por donde quiere, que no "discrimina" y que, al extremo, llamado misericordia, simplemente "transforma" al que con él se topa.

Muchos santos se han embelesado en Él prefiriéndole a muchos otros vanos amores. El verdadero trae paz, esperanza y fe. Por él vale la pena dar la vida misma; es por lo que se vive y da sentido, por lo que vale un minuto de existencia aquí en la tierra porque, siendo feliz aunque sea ese instante, se habrá ya cumplido la misión de esta vida en muchos sentidos. 

Si los años de nuestra existencia se midieran por lo realmente vivido, me refiero a lo "disfrutado", es decir, a lo verdaderamente "amado" y, con ello obviamente "feliz" ¿Cuántos años en realidad hemos vivido? ¿Qué es la vida sin amor? Nos engañamos muchos en esta tierra llamando vida al simple movimiento de nuestro cuerpo físico sin una ilusión. Llámase mejor "vida" a aquello por lo que te hace realmente "sentir", "ilusionarte", "bailar", "cantar" con tus familiares, pareja, amigos, "reír"... Eso es "vivir" y no andar como los muertos caminantes cumpliendo horarios, ritos... pero que realmente no motivan, no permiten soñar, encantarnos por algo, hacer planes motivantes nuevos cada día preguntándonos y alimentando esos "gustos" sanos que proyectan nuestro porvenir...

Porque la vida se "disfruta" y no sin amor; de la madre/padre con su hijo (a); del amigo con el amigo, etc. donde todos ellos se desean lo mejor (no aislada ni egoístamente); del amor a los semejantes desde el "servicio" mismo al darse en beneficio de los demás y en bien de la comunidad o sociedad por un mundo mejor... 

lunes, 16 de noviembre de 2020

Caridad

Muchos hemos escuchado en más de una ocasión acerca de este término por demás significativo, sin embargo, estoy seguro que no hemos agotado por completo su significado; si profundizamos más al respecto, encontraremos sin duda mucho más de lo que creemos que sabemos...

¿Qué significa, pues, la palabra "caridad"?

Si buscamos en la web encontraremos esencialmente que el objeto de ésta es el amor a Dios sobre todas las cosas y, por supuesto, esto implica a su vez el amor al prójimo ya que: "Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su Hermano, es mentiroso. Porque el que no ama a su Hermano al cual ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?" (1 Jn 4,20).

Caridad se deriva del griego ágape (amor fraternal) y del latin caritas que hoy día traducimos como "amor" más propiamente. En este sentido es que caridad viene siendo lo mismo que "amar". Se trata de una de las tres virtudes teologales después de la fe y la esperanza, y la más importante de éstas ya que, si no tengo caridad (o amor), así sea yo un gran héroe o conquistador de grandes ciudades, yo nada soy" (1 Cor 13).

Pero ¿qué significa amar? Este es el meollo del asunto y, por decirlo más precisamente, es lo más complejo y el punto central de nuestra exitencia humana; es el motor que nos mueve de mil maneras; lo que nos desanima y da sentido; es por lo que damos la vida misma... es precisamente por ella que venimos a este mundo y que aun hoy día muchos tratamos de entender en esta escuela de la vida. Unos la alcanzan a entender de manera plena más pronto que otros. Más, con la palabra "entender" no me refiero a algo propiamente de la mente más que del sentir y, por ende, se vive, ya que parece ser que el amor (o caridad) tiene como uno de sus requisitos básicos eso: el amor se comprende más auténticamente viviéndola con todo lo que conlleva: dolores y alegrias, de todo un poco cada vez. El amor verdadero pues, se distingue del falso en la "resistencia" y aún en el "desierto".

La caridad (o amor) engloba a las otras tres virtudes anteriormente mencionadas: la fe y la esperanza ya que sin amor ninguna de éstas existiría. La prueba está en la "confianza"; el amor es capaz de muchas cosas y de provocar incluso lo inimaginable o aparentemente imposible; es capaz de sembrar en el desierto por ejemplo; por eso se la llama muchas de las veces "loca", "rebelde", "ingenua", etc., y, ciertamente, para complicar más las cosas, también "ilógica" como Dios mismo, es decir, que supera toda regla e inteligencia humana. Con el amor (o caridad) "todo es posible" o, mejor dicho, "todo puede suceder", de ahí se desprende su exquisitez, su hermosura y expectación, su encanto, sorpresa, sentido...

Dice San Pablo hermosamente y embelesado por ella tratando de definirla y, con ella, de alguna manera de delimitarla: "El amor paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tienen en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad." (1 Cor 13, 1-13).

Y si le queremos agregar más cualidades, resaltan también las claves de Jesús de una forma un tanto resumida: amar a Dios y al prójimo como así mismos que involucra también al enemigo ¿Quién quiere amar al enemigo? más aún ¿al despreciado, enfermo, pobre u oprimido? Sólo el que ama de verdad. He aquí lo complicado de tal cualidad, es fácil decirlo, difícil practicarlo, pues, como mencioné al principio del escrito, el amor "se vive", no se "predica" propiamente; de él se da ejemplo de vida más que sólo cátedras.

La caridad (o el amor) no es, pues, "asible"; ella va y se posa donde quiere; no discrimina, toma a todos por igual, a todo aquél o aquella que se cruce por su camino si le parece; lanza su anzuelo e invitación, por eso tambien se le llama "ciega" porque el verdadero amor "no se deja sobornar" ni por la sola apariencia "apantallar"; tiene cara de ingenua pero sabe lo que quiere, es amable y también prudente; parece que la engañas y de ella al final, si de verdad quieres, aprendes y te transforma. Porque además, ella es respetuosa y también por lo anterior dicho, es pura y noble.

La caridad (o amor) es "considerada" y "persistente", impulsada precisamente por la "esperanza" y no tan pronto en su entrega o hazaña muere.

La caridad, en pocas palabras diría yo, es precisamente lo "irreal" y e "imaginable", por eso también a su vez es "creativa", puede hacer cuanto quiera, como la frase de San Agustín "ama y haz lo que quieras" porque ésta dondequiera se mueva no divide sino "crea"; ama la vida y no la muerte, por eso ese "hacer lo que quiera" no tiene sentido "rebelde", opresor o ambicioso más que el de no hacer daño ni destruir sino el de "hacer todas las cosas nuevas", desear el bien siempre...

(continuará) No olvides comentar.

miércoles, 4 de noviembre de 2020

Todos somos santos

Porque todos somos santos para Dios


Santo es el que ama, el que gasta su tiempo por los demás, santo es el alegre y el divertido, por cariño; santo es el que pone sus preocupaciones ante Dios, el que vive atento al hermano; santo es el que llora con el que sufre, que regala los detalles de cosas sencillas: una anécdota, una sonrisa... que acompaña y hace sentir bien al agobiado aun en la dificultad y tribulación, que le muestra el lado afable de la vida, el que se ríe con esa persona feliz o afligida; santo es el que libera de una culpa o sentimiento malo como la tristeza, soledad, ira, envidia, rencor, dolor, reprensiones, etc.; santo es el que cura de un resentimiento, el que es compasivo y misericordioso, es el que alivia el peso del compañero, el que regala su ternura, el que no tiene nada suyo; santo es el que actúa ecológicamente, el que exprime la vida con pasión y no se deja abatir por los problemas, al contrario, usa a éstos como escalón; santo es el que trabaja por conseguir la justicia y la paz, el que acoge al que está caído, el que acompaña al desvalido; santo es el que festeja la vida con la gente y que adivina lo que éstas necesitan, el que descansa al preocupado y le hace como el evangelio lo dice: su yugo suave y su carga ligera, el que proclama con su actitud y por doquiera que va a Jesús, su amor; santo es el que facilita la elaboración de un duelo, pero también el que acaricia la vida del hermano; santo es el que tiene siempre una casa abierta y mesa puesta para el forastero y necesitado, el que sabe tender la mano; santo es el que sabe vivir en amistad y disculpa a todo el mundo sin ser negligente o “laxo” en las leyes de Dios, sólo liberando del egoísmo y resentimientos humanos, del desamor; santo es el que une y busca los medios para tal intención; santo es el que te hace encontrar a Dios por cualquier medio y vive en su compañía ¿Tú eres santo? ¡Felicidades! Porque ¡regalarás felicidad a donde quiera que vayas!